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Para qué sirve caer bien en el trabajo
Buena parte de nuestros intercambios en el mundo laboral se podría resumir en dos objetivos: llegar a acuerdos y recibir apoyos. Esto, que en comunicación llamamos “poder de persuasión”, nos remite a hace más de dos milenios. Aristóteles apuntó que, para convencer, un orador no solo debe ser percibido como lógico en sus argumentos (logos), o creíble (ethos), sino que además debe ser capaz de conectar emocionalmente con su audiencia (pathos). Entender lo que aporta cada uno de estos tres principios es esencial si quieres usarlos de manera consciente para convencer a los demás. Logos: Demostrar eficacia no basta para convencer El logos se plasma en la utilización de pruebas, estadísticas y verdades universales expresadas con un lenguaje preciso y con datos concretos. El resultado es un argumento objetivo y racional. Como exploramos en este post anterior “Por qué nos gusta trabajar con algunas personas y no con otras”, una forma eficaz de hacer patente tu logos es compartir experiencias donde hayas superado retos, siendo lo bastante genérico para proteger información sensible, pero lo bastante detallado a la vez para que tu audiencia pueda cuantificar tus logros. También decíamos que las palabras que empleas o el tono en que las pronuncias te ayuda a resaltar similitudes con tus interlocutores, algo que los lleva a fiarse más de ti. Pero la lógica, los conocimientos técnicos y los logros profesionales a menudo son insuficientes para convencer. Ethos: Inspirar confianza no basta para convencer En el trabajo, además de ser percibido como competente, tienes que demostrar ethos, esto es, credibilidad y autoridad moral. Es un hecho que la mayoría de nosotros optaría por colaborar con un profesional cualificado e íntegro antes que con un profesional con la misma cualificación, pero sin escrúpulos. El ethos se manifiesta siendo una persona fiable por carácter, experiencia y reputación. Pero la confianza que nos inspira alguien, incluso si demuestra tener muchos conocimientos técnicos, a menudo no es suficiente para convencer. Pathos: Conectar emocionalmente para convencer del todo El estudio "Competent Jerks, Lovable Fools, and the Formation of Social Networks" revela la importancia del pathos en el ámbito laboral. Explica que los profesionales suelen preferir sacrificar cierto nivel de conocimiento técnico y colaborar con quienes conectan emocionalmente. Los estudios de uno de los científicos más influyentes de todos los tiempos, Santiago Ramón y Cajal, sobre el sistema nervioso sentaron las bases para comprender cómo se procesan las señales en el cerebro, incluidas las bases biológicas de las emociones. Ramón y Cajal fue el "descubridor" de la célula nerviosa. Sus estudios no solo revolucionaron nuestra comprensión de la neuroanatomía, sino que también abrieron el camino para la investigación en el ámbito de la neurociencia. Hoy entendemos cómo se procesan y regulan las emociones en los circuitos cerebrales y mediante la liberación de sustancias neuroquímicas como la serotonina, la dopamina o la oxitocina. Los avances en tecnología de imágenes cerebrales han permitido observar el impacto que tienen las emociones en las áreas cerebrales que las procesan. En el próximo post veremos maneras de incidir en las emociones mediante la comunicación. El pathos, pues, apela a los sentimientos, la imaginación o las experiencias personales y es lo que necesita el profesional de confianza con altos conocimientos técnicos para convencer del todo a su audiencia. En resumen, la eficacia (logos) y la fiabilidad (ethos) son dos rasgos esenciales a la hora de mostrarse convincente. Pero, a igualdad de eficacia y fiabilidad, elegimos un profesional con el que conectamos emocionalmente (pathos). Como vemos, caer bien tiene un papel determinante en el entorno laboral. Este texto ha sido editado por Isabel González-Gallarza, correctora de estilo y traductora de más de cien novelas publicadas en las más prestigiosas editoriales. Foto de internet editada por Elena.

Háblate de manera objetiva para vivir mejor
La realidad no es la misma para mí que para un amigo, incluso si pensamos y vivimos de manera similar. Mi representación del mundo, como la de cada uno, está moldeada no solo por mi forma de pensar sino también por factores genéticos, psicológicos y culturales. La forma en que pienso se refleja en el lenguaje que utilizo para explicarme las cosas a mí mismo, y estas palabras a su vez pueden alterar mi estado de ánimo. Ser conscientes de que somos poco objetivos en la comunicación intrapersonal es crucial para vivir mejor. Los sesgos negativos y su impacto en cómo vivimos Nos pasamos el día valorando todo lo que nos rodea. Por ejemplo, si al despertarnos vemos sol y nos decimos que nos espera un día estupendo, nuestro cerebro se predispone a tener una actitud positiva. De manera similar, si sistemáticamente asociamos la presencia del sol con expectativas positivas, tenderemos a sentirnos más animados simplemente con abrir la persiana y descubrir un día soleado. Sin embargo, no todos los patrones de pensamiento son positivos. Por ejemplo, si al despertar y ver un cielo nublado reaccionamos pensando que nos espera un día horrible, condicionamos nuestro estado de ánimo no solo para ese día sino para cada vez que el cielo amanezca nublado. Con esta expectativa, se hará difícil cambiar la idea de que será un mal día. Sesgos comunes que nos impiden vivir bien Estos son algunos sesgos de nuestro pensamiento y su consecuencia en nuestra visión de la realidad: Sesgo 1: Observar solo una parte, generalmente lo malo. "Siempre llueve cuando tengo planes al aire libre." Si el contenido de nuestro pensamiento no es objetivo, tratemos de ampliar la visión con otros factores. "Aunque parece que llueve cada vez que tengo planes al aire libre, en realidad, hay muchos días soleados que he disfrutado en el parque o haciendo senderismo.” Sesgo 2: Magnificar lo negativo y minimizar lo positivo. “Aunque he llegado en quince minutos al trabajo, he tenido un día negro” (obviando que esta mañana he llegado al trabajo en solo quince minutos). Tratemos de abandonar la idea de que todo lo que sale bien es “normal” y expresemos de manera equilibrada lo positivo y lo mejorable. "Ha sido genial llegar en tiempo récord a trabajar porque no había tráfico. Lo malo ha sido la notificación de la resolución desfavorable de mi solicitud de viaje a Cuba." Sesgo 3: Exagerar. “Hace un frío insoportable.” Cada vez que usamos el término “insoportable”, es evidente que estamos exagerando. Midamos nuestras palabras, evitemos exagerar en las situaciones que nos alteran, para evitar disparar una emoción acorde a la exageración semántica. "Hace frío, pero tengo un abrigo que me protege adecuadamente." Estrategia para contrarrestar los sesgos y vivir mejor La buena noticia es que, como nos enseña el psicólogo Enrique García Huete, es posible cambiar nuestra realidad autorregulando nuestros pensamientos. Para ello, basta seguir estos pasos basados en la observación: Tengo que mudarme a otra ciudad por el calor. La situación: Hace 35 grados y tengo calor. Tus pensamientos asociados: No quiero estar en esta ciudad. Tus sentimientos asociados: Me siento muy frustrada por vivir en esta ciudad. Pregúntate qué hay de cierto en este pensamiento: No me gusta el calor de esta ciudad en julio y agosto (pero el resto del año sí). Reformula tu nuevo pensamiento de manera más objetiva: En julio y agosto haré lo posible por salir a la calle antes de las once de la mañana. La próxima vez que te sorprendas hablándote de manera negativa, date un momento para reflexionar y cuestionar la objetividad de lo que te dices. De esa manera, podrás vivir mejor. El mundo a tu alrededor no habrá cambiado, pero sí lo habrá hecho tu manera de contarte las cosas. Este texto ha sido editado por Isabel González-Gallarza, correctora de estilo y traductora de más de cien novelas publicadas en las más prestigiosas editoriales. Foto de Jamie Brown.

La mejor fórmula para que te entiendan
Saber comunicar tus ideas de manera estructurada en todo momento transmite profesionalismo y eficiencia. Además, facilita la comprensión del receptor. Hoy te presento la estructura PREP para que empieces a utilizarla para contestar de manera articulada, concisa y lógica a casi cualquier pregunta. El arte de los discursos improvisados y la estructura PREP El acrónimo de la estructura PREP corresponde a: Punto, Razón, Ejemplo, Punto. Este modelo de estructura es especialmente útil para emitir una respuesta fundamentada en la comunicación hablada e improvisada. Toastmasters International, una organización educativa centenaria enfocada en el desarrollo de las habilidades de oratoria, incluye en su programa la habilidad de improvisar respuestas. En una sección de la sesión los participantes deben desarrollar temas sin tener la posibilidad de haber preparado previamente su respuesta. La estructura PREP es una de las herramientas disponibles para estructurar este tipo de respuesta que tan frecuentemente surgen en el trabajo y en casa. Cómo aplicar la estructura PREP a tus respuestas 1-Si te preguntan: ¿Cómo se puede practicar el desarrollo personal? Y que la contestación que te viene a la mente es: Una manera de practicar el desarrollo personal es a través de la lectura. 2- Estructura tu contestación siguiendo la estructura PREP: Punto Función: Presentar el punto / opinión. Ejemplo: La lectura es una excelente forma de desarrollo personal. Razón Función: Presentar la razón detrás del punto / opinión. Ejemplo: La lectura amplía nuestro vocabulario y nuestro conocimiento del mundo a la vez que potencia nuestro intelecto. Ejemplo Función: Presentar un ejemplo del punto / opinión. Ejemplo: Un estudio de la Harvard Graduate School of Education revela que los alumnos que participaron en el programa de lectura Word Generation aprendieron más palabras académicas de uso general que los estudiantes de escuelas en las que no se implementó este programa optativo. Punto (reiterado) Función: Concluir reafirmando el punto / opinión. Ejemplo: Así, la lectura tiene un papel crucial en nuestro desarrollo personal al potenciar nuestro intelecto y ampliar nuestro conocimiento del mundo. 3- Tu respuesta completa siguiendo la estructura PREP: Una manera de practicar el desarrollo personal es a través de la lectura. La lectura amplía nuestro vocabulario, expandiendo así nuestro intelecto y nuestro conocimiento del mundo. Un estudio de la Harvard Graduate School of Education revela que los alumnos que participaron en el programa de lectura Word Generation aprendieron más palabras académicas de uso general que los estudiantes de escuelas en las que no se implementó este programa optativo. Así, la lectura tiene un papel crucial en nuestro desarrollo personal al potenciar nuestro intelecto y ampliar nuestro conocimiento del mundo. Como ves, la técnica del PREP permite articular respuestas coherentes y completas. Practícala para que tus respuestas en el trabajo y tus intervenciones en conversaciones en general sean claras y efectivas. Si quieres encontrar tu club Toastmasters más cercano, pincha aquí. Este texto ha sido editado por Isabel González-Gallarza, correctora de estilo y traductora de más de cien novelas publicadas en las más prestigiosas editoriales. Foto: Scott Evans.

Preguntas para involucrar a los demás en la conversación
He hablado de las preguntas cargadas, una manera agresiva de pronunciarse. Existen otros tipos de preguntas que, por el contrario, revelan consideración por tu interlocutor: 1- Dando la opción de rectificar Una pregunta cerrada, a la que se responde con una palabra, a menudo sí o no, es útil para confirmar información. ¿Te marchaste de Argentina en 1972? Con esta pregunta no invitas a una discusión amplia, sino a que tu interlocutor rectifique o confirme “el país: Argentina” o bien “el año: 1972”. 2- Poniendo en confianza A veces, por el contrario, quieres incitar a alguien a hablar. Le haces una pregunta dirigida con la finalidad de que se abra y haga un comentario negativo: ¿Estás de acuerdo en que no tenemos mucho tiempo para desarrollar nuestras capacidades? La tendencia por ejemplo de tu interlocutor de contar de manera sesgada solo lo positivo se verá neutralizada si usas esta formulación. 3- Captando la atención Cuando quieres suscitar la atención de tu interlocutor, haces esta pregunta retórica, para la que no esperas respuesta: ¿No te parece interesante esta propuesta de clasificación de la personalidad? Ya tienes la certeza de que la propuesta de clasificación de la personalidad es apasionante. Cuanto más involucradas estén ambas partes en una conversación, mayor es la posibilidad de entenderse. Es bueno poner todos los recursos a disposición de la conversación para facilitar la conexión. Este texto ha sido editado por Isabel González-Gallarza, correctora de estilo y traductora de más de cien novelas publicadas en las más prestigiosas editoriales. Foto de Canva tuneada por Elena.

La improvisación en el trabajo
Colaboro con una profesora universitaria que necesita trabajar por teléfono, porque le “ayuda a pensar y a expresarse mejor”. Se trata de una persona algo más que habladora. Puede desenvolverse sin orden del día. La inmediatez es su resorte, y lo cierto es que su espontaneidad genera ideas frescas y mucha libertad. Trabajando codo con codo con ella, me parece casi impensable poder desenvolverse en el ámbito laboral sin ese don de la improvisación. Pero son numerosos los profesionales que, pese a no tenerlo, aportan mucho a sus equipos. Conozcámoslos mejor. Los profesionales que no saben improvisar Los que son reflexivos y necesitan tiempo para procesar la información tienden a ser: analíticos rigurosos con los matices buenos planificadores ¿Se puede decir que son introvertidos porque necesitan (como explicaba aquí) análisis y preparación? Quizá. Pero tengamos en cuenta que su necesidad de anticipación puede no darse en otra situación laboral. Y, por otro lado, no olvidemos que dicha necesidad no se limita a un tipo específico de personalidad. Lo que sí parece claro es lo mucho que aportan al equipo los profesionales más reflexivos: su procesamiento profundo de la información los lleva a tomar decisiones contrastadas su enfoque, más pausado y minucioso, suele conducir a soluciones probadas Cómo involucrar a los profesionales que no saben improvisar Reconocer la diversidad de personalidades en un grupo es el primer paso. Luego viene el reajuste de las dinámicas. Estas son dos sugerencias para conseguirlo: 1- Convocar con unas horas de antelación ➡️ Ejemplo: Reunión de revisión de estrategia Tener un preaviso, aunque sea breve, para una reunión suele bastar a casi todos los profesionales que necesiten prepararla. Ubicar y revisar la información para poder presentarla de manera estructurada y fluida sin duda aportará más valor al equipo. 2- Incluir unos minutos de reflexión individual en el orden del día ➡️ Ejemplo: Sesión de lluvia de ideas A veces, las convocatorias tienen que hacerse sobre la marcha. En estos casos, se puede incluir al inicio cinco minutos de reflexión silenciosa e individual. Algunos profesionales solo demandan ese tiempo para tener la oportunidad de generar, anotar y estructurar unas ideas preliminares relevantes que pueden marcar la diferencia para todos. Ser conscientes de cómo hacemos las cosas, cómo las hacen los demás y lo que cada uno aporta es básico para colaborar mejor en el trabajo. Tener en cuenta las preferencias individuales puede transformar el entorno laboral haciéndolo más eficaz y también más sano. Este texto ha sido editado por Isabel González-Gallarza, correctora de estilo y traductora de más de cien novelas publicadas en las más prestigiosas editoriales. Foto de Nazar Yakymenko.

Hablar mucho no significa conectar
Tendemos a pensar que las personas sociables tienen la capacidad de conectar con los demás, su fuente de energía y disfrute. Y es cierto que los extrovertidos suelen sentirse cómodos expresándose en todo tipo de circunstancias. Pero, en las relaciones personales, hablar mucho y además hacerlo sobre temas intrascendentes, genera desconexión. Para que el intercambio fortalezca nuestra relación con los demás: Hay que saber escuchar Si nuestra energía nos impide parar de hablar para escuchar, será imposible que se produzca la empatía. Ponerse en el lugar del otro es un requisito fundamental porque fomenta: 1- La comprensión: al prestar atención a nuestro interlocutor, reflexionar sobre su mensaje y responderle, pasaremos de oír simples palabras a entender las intenciones y emociones que hay detrás de ellas. Así, mediante la comprensión profunda de la otra perspectiva, generaremos confianza. 2-La validación: al intentar comprender los sentimientos ajenos, ya no seremos simples receptores de la información, sino que estaremos fomentando el respeto mutuo. 3- La confianza: legitimar la postura de los demás no significa estar de acuerdo con ella sino reconocer lo que estos expresan. Es una manera de que nuestros interlocutores se sientan valorados Hay que hablar de cosas relevantes Si acaparamos sistemáticamente la conversación diciendo poca cosa con muchas palabras, será difícil que los demás quieran escucharnos. Ser reflexivo ayuda a encontrar temas de conversación relevantes, fomentando así relaciones de calidad, y nos lleva a tener: 1- Mayor autoconocimiento: evaluar nuestras acciones, motivaciones y creencias nos hace evaluar nuestro propio comportamiento, permitiéndonos expresar de manera precisa ideas y sentimientos. 2- Mayor inteligencia emocional: empatizar con los demás, conectando con ellos a nivel emocional y comprendiendo sus sentimientos y sus perspectivas nos ayuda a relacionar las experiencias ajenas con las propias. 3- Mayor objetividad: conocer nuestras respuestas emocionales y cómo influyen en ellas nuestros prejuicios es crucial para tener una comprensión más equilibrada y objetiva de uno mismo y de los demás. En comunicación, la receta perfecta para un intercambio de calidad es reducir la cantidad de palabras vacías y asegurar una buena escucha. Si queremos enriquecer nuestra vida personal, tomemos conciencia de nuestra manera de comunicar. Este texto ha sido editado por Isabel González-Gallarza, correctora de estilo y traductora de más de cien novelas publicadas en las más prestigiosas editoriales. Foto de Priscilla du Preez.