comprender

Hablar mucho no significa conectar

Tendemos a pensar que las personas sociables tienen la capacidad de conectar con los demás, su fuente de energía y disfrute. Y es cierto que los extrovertidos  suelen sentirse cómodos expresándose en todo tipo de circunstancias. Pero, en las relaciones personales, hablar mucho y además hacerlo sobre temas intrascendentes, genera desconexión. Para que el intercambio fortalezca nuestra relación con los demás: Hay que saber escuchar Si nuestra energía nos impide parar de hablar para escuchar, será imposible que se produzca la empatía. Ponerse en el lugar del otro es un requisito fundamental porque fomenta:  1- La comprensión: al prestar  atención a nuestro interlocutor, reflexionar sobre su mensaje y responderle, pasaremos de oír simples palabras a entender las intenciones y emociones que hay detrás de ellas. Así, mediante la comprensión profunda de la otra perspectiva, generaremos confianza. 2-La validación: al intentar comprender los sentimientos ajenos, ya no seremos simples receptores de la información, sino que estaremos fomentando el respeto mutuo. 3- La confianza: legitimar la postura de los demás no significa estar de acuerdo con ella sino reconocer lo que estos expresan. Es una manera de que nuestros interlocutores se sientan valorados Hay que hablar de cosas relevantes Si acaparamos sistemáticamente la conversación diciendo poca cosa con muchas palabras, será difícil que los demás quieran escucharnos. Ser reflexivo ayuda a encontrar temas de conversación relevantes, fomentando así relaciones de calidad, y nos lleva a tener: 1- Mayor autoconocimiento: evaluar nuestras acciones, motivaciones y creencias nos hace evaluar nuestro propio comportamiento, permitiéndonos  expresar de manera precisa ideas y sentimientos. 2- Mayor inteligencia emocional: empatizar con los demás, conectando con ellos a nivel emocional y comprendiendo sus sentimientos y sus perspectivas nos ayuda a relacionar las experiencias ajenas con las propias. 3- Mayor objetividad: conocer nuestras respuestas emocionales y cómo influyen en ellas nuestros prejuicios es crucial para tener una comprensión más equilibrada y objetiva de uno mismo y de los demás.  En comunicación, la receta perfecta para un intercambio de calidad es reducir la cantidad de palabras vacías y asegurar una buena escucha. Si queremos enriquecer nuestra vida personal, tomemos conciencia de nuestra manera de comunicar. Este texto ha sido editado por Isabel González-Gallarza, correctora de estilo y traductora de más de cien novelas publicadas en las más prestigiosas editoriales. Foto de Priscilla du Preez.

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Escucha activa

Escuchar para comprender

Para comprender a los demás hay que escuchar con atención y sin interrumpir. Estas dos habilidades de comunicación no son tan frecuentes como parece porque, a veces, para agilizar una conversación redirigimos lo que  intentan decirnos o terminamos las frases ajenas. Otras veces, ponemos atención solo en lo que consideramos esencial, escuchamos mientras realizamos otra tarea o ensayamos mentalmente nuestra respuesta mientras nuestro interlocutor habla. El resultado es que, una vez terminada la conversación, nos es difícil recordar lo que  nos han dicho realmente.   Para qué sirve escuchar  Cuando escuchamos atentamente, minimizamos el riesgo de pasar por alto información clave necesaria para poder comprender.  Además, escuchar sirve para aprenderer, dándonos acceso a conocimiento que no tenemos.   Finalmente, escuchar atentamente nos hace ser percibidos como personas inteligentes. Paradójicamente, a veces pensamos que la manera de demostrar nuestra inteligencia es hablando.  Cómo escuchar  La escucha activa es un concepto desarrollado en 1957 por Carl Rogers y Richard Farson en su esfuerzo por modelizar las aptitudes clave de un buen psicólogo, cuya finalidad es comprender.  Aunque la escucha es una habilidad básica, no todos la hemos adquirido adecuadamente.  Para escuchar bien, además de mantener la atención en tu interlocutor y  no interrumpirlo, es importante lo siguiente:  1- Demostrar que estás escuchando Señala que estás atento Demuestra que estás siguiendo la conversación:  2- Verificar que has comprendido Reformula lo dicho para que tu interlocutor pueda:  La próxima vez que alguien te cuente algo, plantéate si tu intervención añade valor. A veces, escuchar, ganar conocimiento y entender mejor a los demás es el mejor resultado de una interacción.  Este texto ha sido editado por Isabel González-Gallarza, correctora de estilo y traductora de más de cien novelas publicadas en las más prestigiosas editoriales españolas. Foto: Lynda B

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