Comunicación sana

Comunicacion que no deja secuelas psicológicas

Tu empatía y tu reflexión se interponen en tu comunicación

Cuando la reflexión se interpone en la comunicación

¿Tienes tanta perspectiva sobre las cosas que tus explicaciones suelen ser complicadas y tus conclusiones neutrales? Si es así, tu amplitud de miras puede estar distanciándote de tus interlocutores.  Ser reflexiva es un gran atributo y una característica de las personas con sensibilidad de procesamiento sensorial, como explicábamos aquí . También, paradójicamente, puede convertirse en un obstáculo para una comunicación efectiva.   Sal de la reflexión y reconduce tu comunicación interpersonal cuando notes desconexión, a la vez que sacas provecho de tus habilidades.  Ve al grano para proyectar claridad  Tomarte tiempo para pensar y aportar nuevas ideas o enfoques es valioso. A la vez puede ser la causa de que tus mensajes se diluyan y de que tus interlocutores pierdan el hilo. Para evitarlo: Pregúntate qué quieres que la otra persona recuerde de lo que vas a decir. Es probable que veas múltiples ángulos y matices en cada situación. Céntrate en transmitir solo la esencia.  Usa la técnica probada PREP (Punto, Razón, Ejemplo, Punto) de la que hablamos aquí , para comunicar de forma clara tus ideas, por muy complejas que sean. Esta estructura te permitirá también resaltar el fundamento de tus mensajes.   Toma partido para proyectar tu compromiso  La capacidad de tener una perspectiva amplia conlleva sopesar toda la información para emitir respuestas ecuánimes. En el mejor de los casos, tus posicionamientos serán neutros pero puede incluso que sean inexistentes si no consigues salir de la reflexión. En este contexto, tu naturaleza ecuánime puede leerse como una falta de implicación. Para evitarlo: Utiliza tu atención para detectar señales de lenguaje no verbal como una herramienta estratégica. Convierte la desconexión de tu interlocutor en un acicate para la expresión directa. Por ejemplo, estas señales denotan desconexión:  Cuando presentes tu punto de vista, usa tu don natural para tender puentes. Esa gran fortaleza te respaldará mientras vas ganando confianza para emitir opiniones de manera más espontánea.  La clave para comunicar de manera eficaz suele ser el autoconocimiento. Si sabes que tu naturaleza es reflexiva tendrás que ajustar esta característica para poder sacarle partido y conectar con los demás.   Este texto ha sido editado por Isabel González-Gallarza, correctora de estilo y traductora de más de cien novelas publicadas en las más prestigiosas editoriales. Para escribir este texto he consultado los libros y la web de Elaine Aron The highly sensitive person y el material formativo sobre Sensibilidad de procesamiento sensorial ofrecido por PAS España. Imagen generada con Dall.e customizada por Elena.

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Pedirle a los demás que cambien

Pedir lo que necesito

En el artículo anterior descubrí que mis necesidades personales son mi combustible interno y que distinguirlas me proporciona un valioso autoconocimiento.   Hoy veremos que la propuesta de la Comunicación no Violenta (CNV) es hacer uso de este conocimiento para pedirles a las otras personas cambios que inciden en mi bienestar.  Por qué hacer peticiones  Según la CNV, fomentar las relaciones colaborativas tiene estos dos beneficios:  Liberar a los demás responsabilizándome de mis necesidades  Cada necesidad no cubierta se traduce en un sentimiento de malestar. Al verbalizar mi necesidad, asumo que soy la única persona responsable de sentirme mal y libero de toda carga a los que me rodean.   Por ejemplo, digo:   Me he llevado un chasco al no verte en casa de Pepa porque quería hablarte del proyecto en Atacama.    En lugar de:  Cuánto me ha decepcionado que no fueras a casa de Pepa porque quería hablarte del proyecto en Atacama.  Vivir en colaboración dando a conocer mis necesidades  A menudo creemos que el mero hecho de convivir nos permite conocernos y comportarnos de manera acertada con compañeros, amigos y familia. La realidad es que es imposible que esto ocurra si no expresamos lo que necesitamos.  Para conseguir que los demás cambien algo, tanto en el ámbito privado como profesional, debo despertar su deseo de contribuir a mi bienestar, y una de las condiciones, que repasaremos debajo,  es pedírselo de manera explícita.  Por ejemplo, digo:   Necesito que escuches y que entiendas el reto en todos sus matices antes de proponerme soluciones.  En lugar de:   Necesito un colaborador empático.  Cómo hacer peticiones  Según la CNV, las innumerables formas posibles  de satisfacer una necesidad se llaman estrategias. Para poner en práctica una estrategia y pedirle a alguien que cambie de comportamiento tengo que hacerle peticiones de manera específica.  En primera persona del singular:  Necesito hacer la cama para empezar el día con buen pie.  En lugar de:  Para empezar el día con buen pie, hay que hacer la cama.  En positivo:   Me gustaría que, cuando seas la última en irse, cierres la puerta con doble llave.   En lugar de:   No me gusta lo irresponsable que eres.   Y, si es necesario, mencionando mi necesidad:  Me gustaría que, cuando seas la última persona en irse, cierres la puerta con doble llave porque no duermo bien si no tengo la certeza de que la oficina está segura.  De manera concreta:   Te agradezco que me digas algo positivo que haya hecho durante nuestra presentación.   En lugar de:  Te agradezco que me des tu opinión.   Los límites de las peticiones   La Comunicación NoViolenta no ofrece técnicas coercitivas. El difícil ejercicio de identificar una necesidad, pensar cómo satisfacerla y hacerle una petición a alguien no garantiza el éxito .  Si no consigo despertar el deseo natural de colaboración, probablemente sea porque no lo he fomentado con anterioridad, algo de lo que hablamos en este post.  En este caso, siempre me queda la posibilidad de solucionar yo misma la situación. Por ejemplo, en lugar de perder el tiempo enunciando:  Me he llevado un chasco al no verte en casa de Pepa porque quería hablarte del proyecto en Atacama.    Puedo coger el teléfono y contar el proyecto en Atacama.   Pregúntate si el cambio de actitud de otra persona tiene la capacidad de contribuir a tu bienestar de manera significativa. Si es así, sopesa si ya hay establecido entre vosotros un clima de escucha y de colaboración y, de ser así, lánzate. Merece la pena fomentar la colaboración mediante el diálogo.  Este texto ha sido editado por Isabel González-Gallarza, correctora de estilo y traductora de más de cien novelas publicadas en las más prestigiosas editoriales. Para escribir este texto he consultado La comunicación NoViolenta en el trabajo además de la obra de Marshall B. Rosenberg, el creador de la Comunicación NoViolenta.  Imagen generada con Dall.e.

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Nuestras necesidades personales

La pirámide de necesidades humanas de Abraham Maslow sigue ofreciendo claridad, 80 años después de su publicación, sobre nuestras motivaciones humanas como sociedad occidental. También son objeto de estudio las necesidades individuales, tanto físicas, intelectuales como emocionales. La Comunicación No Violenta (CNV), por ejemplo, se fundamenta en el reconocimiento de esas necesidades personales esenciales. Hoy veremos cómo identificar una necesidad y en un próximo post contaremos que ser conscientes de nuestras necesidades nos ayuda a mejorar la comunicación y las relaciones interpersonales. Qué es una necesidad personal Según la CNV, las necesidades actúan como un auténtico combustible interno. Aunque, por ello, deberían ocupar un lugar central en nuestras vidas, a menudo resulta complicado identificarlas.  La clave general para identificar una necesidad es la observación de nuestros sentimientos. Experimentar bienestar, estar absorto o sentirse conmovido, por ejemplo, son indicativos de que estamos cubriendo una necesidad. Estas son otras características de una necesidad personal: 1-  Se expresa en primera persona: Necesito estar contigo por las tardes. En lugar de: Tienes que estar más tiempo conmigo. 2-  Se expresa de manera afirmativa: Necesito estar sola. En lugar de: No puedo estar con gente. 3-  Se expresa como una generalidad: Necesito tener una vida estable. En lugar de: Necesito pasar todos los veranos en la misma aldea de los Pirineos. No es fácil identificar nuestras necesidades. El listado que ofrece la Comunicación No Violenta, y que podrás encontrar aquí, te servirá de inspiración. La lista incluye ejemplos de necesidades englobados en los siguientes ámbitos: Las falsas necesidades personales Estas son algunas razones por las que puede ser complicado distinguir con claridad nuestras necesidades. Una necesidad no es un pensamiento A menudo, confundimos nuestras necesidades con nuestros pensamientos, como por ejemplo cuando mezclamos: Una necesidad no involucra a personas y cosas concretas El concepto de generalidad que mencionamos más arriba es importante para la CNV. Según la visión de su creador, Marshall Rosenberg, si somos concretos y nos referimos a lugares u objetos, lo que estamos enunciando no es una necesidad, sino una estrategia. Las estrategias son formas de satisfacer una necesidad.   Por ejemplo, puedo satisfacer esta necesidad: Necesito socializar. Con una o varias de las siguientes estrategias: Las necesidades personales señaladas por la CNV son universales. Sin embargo, lo que distingue a cada persona es la combinación única de estas necesidades. Como hemos visto, no es fácil tomar consciencia de ellas. No obstante, vale la pena autoconocerse para poder optar por lo que nos impulsa de verdad. Este texto ha sido editado por Isabel González-Gallarza, correctora de estilo y traductora de más de cien novelas publicadas en las más prestigiosas editoriales.

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Cuestionarse a uno mismo para conocerse mejor

Autocuestionamiento para una comunicación sana y eficaz

Exploramos en este post que, por un lado, no existe ‘la realidad’ sino más bien ‘nuestra experiencia personal de la realidad’, significativamente moldeada por diversos filtros mentales —prejuicios, creencias y vivencias— que distorsionan nuestra percepción. Y, por otro lado, vimos también que las palabras pueden alterar el estado de ánimo.  Una de las principales vocaciones de la Programación Neurolingüística (PNL) es expandir nuestra representación personal de la realidad. La propuesta de esta corriente, que estudia la conducta y la comunicación humanas, consiste en la formulación de preguntas que ponen en tela de juicio nuestras afirmaciones. El resultado es un mejor autoconocimiento y una mejor comunicación. Cómo cuestionar nuestro diálogo interno Es posible atenuar los filtros que distorsionan nuestra comunicación intrapersonal poniendolo en tela de juicio. Cuando me digo: «No debería ir al cine en domingo», estoy limitando mi observación. Podría preguntarme: «¿En qué circunstancias no debería ir al cine en domingo?» Preguntas como esta ayudan a concretar a qué acciones o situaciones nos referimos.   Cuando me digo: «La decisión de marcharme me hace imposible trabajar», estoy distorsionando el lenguaje, en este caso, de tal manera que mi elección se convierte en una imposición. Podría preguntarme: «¿Acaso no he sido yo quien ha tomado esa decisión?» Preguntas como esta ayudan a desanudar distorsiones mentales, desafiando el uso que hacemos del lenguaje: como vemos en el ejemplo de arriba, transformando un verbo en primera persona en un sustantivo.    Cuando me digo: «El deporte en verano me sienta mal», estoy obviando información importante. Podría preguntarme: «¿Qué es exactamente lo que me sienta mal al hacer deporte en verano?» Preguntas como esta evitan que omitamos información sobre la relación causa-efecto que mantienen los dos fenómenos.  Si, incluso tras cuestionarme, me respondo una y otra vez generalizando, distorsionando u omitiendo información es que me he topado con una creencia que me limita mentalmente. Reconocer estas respuestas internalizadas de manera inconsciente es el primer paso para librarme de ellas.                                                                                                               Cuestionar lo que decimos a los demás También es posible, mediante preguntas clave, atenuar los filtros que distorsionan nuestra comunicación interpersonal. Cuando le digo a alguien: «Sé lo que te conviene» estoy haciendo asunciones sin tener evidencia sobre lo que piensa la otra persona. Podría preguntarme: «¿Cómo puedo saber lo que es bueno para otra persona sin confirmarlo con ella?» Preguntas como esta nos ayudan a aclarar quién define la acción y hasta qué punto es cierta.  Cuando le digo a alguien: «Obviamente, en verano no se usa lana», el empleo del adverbio «obviamente» sugiere que estoy compartiendo una verdad universal. Podría preguntarme: «¿Para quién es válida esta afirmación?» Preguntas como esta nos ayudan a añadir información importante, como por ejemplo, quién emite la opinión.    Cuando le digo a alguien: «Eres una persona sin voluntad» estoy haciendo una generalización.  Podría preguntarme: «¿Es siempre cierto, en todas las circunstancias, que esta persona actúa sin voluntad?» Preguntas como esta desmontan las generalizaciones porque fomentan buscar excepciones y contraejemplos que limitan el alcance de lo que afirmo.  De la misma manera, aplicar estas preguntas a lo que nos dicen los demás puede ayudarnos a minimizar que nos tomemos las cosas de manera personal y a ver que los comentarios de los demás son el reflejo de sus creencias, aprendizajes y experiencias. A veces, lo que condiciona las palabras que nos dicen nos puede ser algo tan ajeno como la dificultad para expresarse causada por una noche de insomnio. Los patrones de preguntas que nos ofrece la Programación Neurolingüística (PNL) mejoran el autoconocimiento y la comunicación. Su puesta en práctica fomenta un uso más preciso del lenguaje, reduciendo las generalizaciones, las presuposiciones o la omisión no consciente de información clave.  Si quieres saber más sobre el Metamodelo del lenguaje propuesto en los años 1970’s por Richard Bandler y John Grinder pincha aquí. Este texto ha sido editado por Isabel González-Gallarza, correctora de estilo y traductora de más de cien novelas publicadas en las más prestigiosas editoriales. Foto: Canva

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La emoción para persuadir a los demás

Cómo conectar

Como vimos aquí, para convencer no basta con ser profesionales expertos y de confianza, sino que hay que ser capaces de conectar emocionalmente. La pregunta de hoy es: ¿cómo suscitar emociones? Conectar emocionalmente pronunciando la palabra mágica Una de las necesidades básicas del ser humano es la de ser reconocido dentro de su comunidad. Llamar a los demás por su nombre es una manera muy eficaz de reconocerlos.   El impacto emocional que tiene escuchar nuestro nombre ha sido objeto de estudio. En este ensayo se analizó mediante resonancias magnéticas el funcionamiento neuronal y se llegó a la conclusión de que, al oír nuestro nombre, se activa particularmente el área del cerebro responsable de las emociones. Especialmente si en tu cultura no se da importancia a llamar por el nombre, fomenta la sintonía  con este gesto que solo requiere tener memoria. Para recordar el nombre de las personas:   ➡️ Una conexión emocional más sólida fomenta la apertura.  Conectar emocionalmente subrayando lo que compartes En el ámbito profesional también es más fácil conectar y llegar a acuerdos con quien tenemos afinidad.  En su marco teórico sobre la persuasión, Robert Cialdini incluye el principio de identidad compartida. En este artículo ya hablamos de nuestra tendencia a sentir mayor conexión con aquellos que se parecen a nosotros. En una conversación, para subrayar una visión o una manera de ser :   Responde dando tu opinión y evita expresiones que puedan percibirse como un rechazo: – «Estaría bien que hubiera alguna figura humana en el anuncio». – «Sí, y también se podría incluir algún animal de compañía».    En lugar de:   – «No lo veo, pero podemos incluir un animal de compañía».  Elige temas que tengáis en común. Los más simples son los más eficaces, siempre que sean genuinos, por ejemplo: un lugar que has visitado, un deporte que practicas o el gusto por una gastronomía. ➡️ Una conexión emocional más sólida fomenta un ambiente de confianza. Nivel pro: Conectar emocionalmente mostrándote vulnerable   Para aplicar este consejo, no basta con ser un profesionales con un alto conocimiento y rigor. Además, requiere tener la autoconfianza suficiente para conversar de manera no categórica y compartir inseguridades sin socavar la propia autoridad.  El psicólogo Adam Grant comparte en esta Tedtalk tres técnicas de comunicación verbal que transforman la vulnerabilidad sincera en fortaleza:  Hazte más cercano compartiendo lo que has tenido que superar:  “Aunque he cosechado grandes éxitos, el año pasado, sin ir más lejos, tuve que cambiar de enfoque, invirtiendo un mes de trabajo en ello”.  En lugar de:  “He rendido a tope y siempre he conseguido los objetivos que se me exigían.”  Enseña tu lado más humano compartiendo tus dudas:  “Creo en este enfoque, pero puedo haber infravalorado sus consecuencias en el ánimo de nuestros júniors.”   En lugar de:  “Este enfoque es el mejor. Se trata de la mejor opción.”  Fomenta la participación y la reflexión de los demás interpelándolos:     “¿Crees que una clase de prompting sería interesante?”  En lugar de:     “Ya estamos tardando. Hay que incluir una clase de prompting.”   ➡️ Una conexión emocional más sólida refuerza el vínculo.  Hemos visto que, a través de la comunicación, es posible conectar emocionalmente con tu interlocutor usando su nombre, haciendo hincapié en vuestras afinidades y atreviéndote a no ser categórico para crear un ambiente de  cooperación plena.   Este texto ha sido editado por Isabel González-Gallarza, correctora de estilo y traductora de más de cien novelas publicadas en las más prestigiosas editoriales. Foto de Ashwin Wasmani.

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Preguntas para conectar

Preguntas para involucrar a los demás en la conversación

He hablado de las preguntas cargadas, una manera agresiva de pronunciarse. Existen otros tipos de preguntas que, por el contrario, revelan consideración por tu interlocutor: 1- Dando la opción de rectificar  Una pregunta cerrada, a la que se responde con una palabra, a menudo sí o no, es útil para confirmar información.  ¿Te marchaste de Argentina en 1972?    Con esta pregunta no invitas a una discusión amplia, sino a que tu interlocutor rectifique o confirme “el país: Argentina” o bien “el año: 1972”. 2- Poniendo en confianza A veces, por el contrario, quieres incitar a alguien a hablar. Le haces una pregunta dirigida con la finalidad de que se abra y haga un comentario negativo:   ¿Estás de acuerdo en que no tenemos mucho tiempo para desarrollar nuestras capacidades?  La tendencia por ejemplo de tu interlocutor de contar de manera sesgada solo lo positivo se verá neutralizada si usas esta formulación. 3- Captando la atención Cuando quieres suscitar la atención de tu interlocutor, haces esta pregunta retórica, para la que no esperas respuesta:  ¿No te parece interesante esta propuesta de clasificación de la personalidad?  Ya tienes la certeza de que la propuesta de clasificación de la personalidad es apasionante. Cuanto más involucradas estén ambas partes en una conversación, mayor es la posibilidad de entenderse. Es bueno poner todos los recursos a disposición de la conversación para facilitar la conexión. Este texto ha sido editado por Isabel González-Gallarza, correctora de estilo y traductora de más de cien novelas publicadas en las más prestigiosas editoriales. Foto de Canva tuneada por Elena.

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preguntas cargadas

Preguntas cargadas

¿Sabías que a veces te sirves de preguntas para atacar verbalmente? Esas son las preguntas cargadas. Como puede serte difícil decir lo que piensas o sientes, usas este tipo de preguntas, las preguntas cargadas, para expresar: 1: Manipulación Si estás sentad@ en un sofá, para evitar levantarte y que, por ejemplo, te pidan una bebida, haces esta pregunta negativa:  ❌ ¿No quieres tomar nada?  2: Amenaza Para moldear una respuesta según tu propio interés sesgo, haces esta pregunta capciosa: ❌ ¿Verdad que quieres quedarte con mis cuatro gatos este puente y así poder cogerte tú el siguiente? 3: Burla Cuando quieres defender tu opinión (una evidencia, según tu punto de vista) a veces recurres a la ironía y expresas exactamente lo contrario de lo que preguntas, como con este otro giro retórico: ❌ ¿Pensabas que no me daría cuenta? 4: Reprimenda Otras veces, para regañar a tu interlocutor, te muestras condescendiente. Esta opción, que es igual de agresiva que una reprimenda, se puede expresar con un tercer tipo de formulación retórica: ❌ ¿Cuántas veces hay que deciros que las reuniones no se convocan sin orden del día? Ahora ya conoces los cuatro ataques que esconden tus preguntas cuando no te atreves a hablar de manera directa. La próxima vez, anímate y prueba a expresar sin rodeos lo que piensas y sientes. Este texto ha sido editado por Isabel González-Gallarza, correctora de estilo y traductora de más de cien novelas publicadas en las más prestigiosas editoriales. Foto de Canva tuneada por Elena.

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Comunicación en el parque de perros

Estilos de comunicación en el parque de perros

Quien tiene un perro tiene conversación asegurada con otro dueño en el parque. Pero ¿se aprovecha siempre? La sintonía es grande, mayor que entre los que veranean en un mismo sitio o los que vibran al son de la misma banda musical. Tener perro es compartir un modo de vida y unos valores. Pero, a la hora de comunicar, cada uno tiene su propio estilo. Estilo de comunicación positivo En los 25 años que llevo en el barrio no he conocido a tantos vecinos como desde que paseo con Fama, una labrador de cinco meses. Con estas personas de las que nada sabía hasta hace unas semanas mantengo en el parque un estilo de comunicación cordial e incluso cariñosa.   Nuestra cachorra consigue lo que no han conseguido mis hijos de bebés: propiciar incontables encuentros amables en situaciones y condiciones de lo más variopintas.  Nos interpelamos con preguntas prácticas: “¿Arnés o collar?”.  Mantenemos conversaciones que ensalzan las cualidades de nuestras mascotas “cuánta compañía, con esto del teletrabajo”.  Fama (y yo) somos las destinatarias de muchos mensajes no verbales, miradas pacientes o francamente tiernas.   Gracias a ella, el contacto humano y la comunicación positiva se dan como por arte de magia.   Estilo de comunicación pasivo o agresivo Aun así hay dueños con los que no he conseguido conectar en mis paseos.  Los primeros son los tímidos, con quienes ni la sonrisa ni la disculpa en nombre de la cachorra entrometida surten efecto. Con estos, el “solo quiere jugar…”  se queda colgado en el aire. Los tímidos son comunicadores pasivos. Hay tímidos que me puentean, prefiriendo mantener una conversación de tú a tú con la perra: “Ay mi chica, qué lista que eres”.    Los  segundos son los que carecen de tacto. Ocurre a veces que, ante la explicación de que nuestra perra no es nuestra sino de la ONCE y que en unos meses se irá a trabajar, cuestionan nuestra sensibilidad.  En esos casos lo mejor es pensar que no son capaces de ponerse en los zapatos del otro (la famosa inteligencia emocional).    Los terceros son los dueños que parecen no creer en las palabras. Hacen uso de ellas para contar sin reparos que evitan la hora punta en el parque o que han dejado de frecuentarlo por completo. ¿La razón? Un día, sus perros los metieron en un lío, y ellos fueron incapaces de encontrar las palabras adecuadas para salir del apuro. Opta por un estilo de comunicación positivo El perro es una fuente homologada de apoyo emocional. Por un lado es un catalizador de intercambio social, como nos señala esta tesis (que podéis leer en formato PDF).  Según un estudio sobre la felicidad de la Universidad de Harvard, sabemos, por otro lado, que conectar socialmente no solo es clave para la longevidad sino para la salud, como nos cuenta en este vídeo su director. Así, el perro, promotor de contacto humano, pasa a ser literalmente una medicina. No desaproveches la oportunidad de comunicar, o lo que es lo mismo, de velar por tu salud física y mental en el parque de perros. Este texto ha sido editado por Isabel González-Gallarza, correctora de estilo y traductora de más de cien novelas publicadas en las más prestigiosas editoriales españolas. Foto de JSR tuneada por Elena.

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