Comunicación sana

Comunicacion que no deja secuelas psicológicas

Tu empatía y tu reflexión se interponen en tu comunicación

Cuando la reflexión y la empatía se interponen entre las otras personas y yo

¿Tienes tanta perspectiva sobre las cosas que tus explicaciones suelen ser complicadas y tus conclusiones neutrales? Si es así, tu amplitud de miras puede estar distanciándote de tus interlocutores.  ¿Eres ultraconsciente de los efectos de tu conducta en los demás? Cuidado, tu gran capacidad de percepción puede llevarte a error.  Ser reflexiva y empática son dos grandes atributos y dos característicos de las personas con sensibilidad de procesamiento sensorial, como explicábamos aquí . También, paradójicamente, pueden convertirse en obstáculos para una comunicación efectiva.   Te propongo dos pasos para reconducir tu comunicación interpersonal cuando notes desconexión, a la vez que sacas provecho de tus habilidades.   1- Sal de la reflexión Ve al grano para proyectar claridad  Tomarte tiempo para pensar y aportar nuevas ideas o enfoques es valioso. A la vez puede ser la causa de que tus mensajes se diluyan y de que tus interlocutores pierdan el hilo. Para evitarlo: Toma partido para proyectar tu compromiso  La capacidad de tener una perspectiva amplia conlleva sopesar toda la información para emitir respuestas ecuánimes. En el mejor de los casos, tus posicionamientos serán neutros pero puede incluso que sean inexistentes si no consigues salir de la reflexión. En este contexto, tu naturaleza ecuánime puede leerse como una falta de implicación. Para evitarlo:  2- Sal de la empatía  Minimiza el componente relacional para demostrar objetividad  Intenta centrarte más en el contenido de la comunicación que en el trasfondo relacional entre tu interlocutor y tú. Tu capacidad para captar todo tipo de señales puede alejarte del mensaje, especialmente cuando descodificas supuestas opiniones negativas hacia ti. Para evitarlo: Cerciórate de que has entendido bien para demostrar equilibrio Si, por naturaleza, tiendes a procesar mucho, seguramente necesites hacer un ajuste para minimizar el componente intuitivo de tu estilo de descodificación. Para lograrlo: La clave para comunicar de manera eficaz suele ser el autoconocimiento. Si sabes que tu naturaleza es reflexiva y empática, tendrás que ajustar estos rasgos para poder sacarles partido y conectar con los demás.   Este texto ha sido editado por Isabel González-Gallarza, correctora de estilo y traductora de más de cien novelas publicadas en las más prestigiosas editoriales. Para escribir este texto he consultado los libros y la web de Elaine Aron The highly sensitive person y el material formativo sobre Sensibilidad de procesamiento sensorial ofrecido por PAS España. Imagen generada con Dall.e customizada por Elena.

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Pedirle a los demás que cambien

Pedir lo que necesito

En el artículo anterior descubrí que mis necesidades personales son mi combustible interno y que distinguirlas me proporciona un valioso autoconocimiento.   Hoy veremos que la propuesta de la Comunicación no Violenta (CNV) es hacer uso de este conocimiento para pedirles a las otras personas cambios que inciden en mi bienestar.  Por qué hacer peticiones  Según la CNV, fomentar las relaciones colaborativas tiene estos dos beneficios:  Liberar a los demás responsabilizándome de mis necesidades  Cada necesidad no cubierta se traduce en un sentimiento de malestar. Al verbalizar mi necesidad, asumo que soy la única persona responsable de sentirme mal y libero de toda carga a los que me rodean.   Por ejemplo, digo:   Me he llevado un chasco al no verte en casa de Pepa porque quería hablarte del proyecto en Atacama.    En lugar de:  Cuánto me ha decepcionado que no fueras a casa de Pepa porque quería hablarte del proyecto en Atacama.  Vivir en colaboración dando a conocer mis necesidades  A menudo creemos que el mero hecho de convivir nos permite conocernos y comportarnos de manera acertada con compañeros, amigos y familia. La realidad es que es imposible que esto ocurra si no expresamos lo que necesitamos.  Para conseguir que los demás cambien algo, tanto en el ámbito privado como profesional, debo despertar su deseo de contribuir a mi bienestar, y una de las condiciones, que repasaremos debajo,  es pedírselo de manera explícita.  Por ejemplo, digo:   Necesito que escuches y que entiendas el reto en todos sus matices antes de proponerme soluciones.  En lugar de:   Necesito un colaborador empático.  Cómo hacer peticiones  Según la CNV, las innumerables formas posibles  de satisfacer una necesidad se llaman estrategias. Para poner en práctica una estrategia y pedirle a alguien que cambie de comportamiento tengo que hacerle peticiones de manera específica.  En primera persona del singular:  Necesito hacer la cama para empezar el día con buen pie.  En lugar de:  Para empezar el día con buen pie, hay que hacer la cama.  En positivo:   Me gustaría que, cuando seas la última en irse, cierres la puerta con doble llave.   En lugar de:   No me gusta lo irresponsable que eres.   Y, si es necesario, mencionando mi necesidad:  Me gustaría que, cuando seas la última persona en irse, cierres la puerta con doble llave porque no duermo bien si no tengo la certeza de que la oficina está segura.  De manera concreta:   Te agradezco que me digas algo positivo que haya hecho durante nuestra presentación.   En lugar de:  Te agradezco que me des tu opinión.   Los límites de las peticiones   La Comunicación NoViolenta no ofrece técnicas coercitivas. El difícil ejercicio de identificar una necesidad, pensar cómo satisfacerla y hacerle una petición a alguien no garantiza el éxito .  Si no consigo despertar el deseo natural de colaboración, probablemente sea porque no lo he fomentado con anterioridad, algo de lo que hablamos en este post.  En este caso, siempre me queda la posibilidad de solucionar yo misma la situación. Por ejemplo, en lugar de perder el tiempo enunciando:  Me he llevado un chasco al no verte en casa de Pepa porque quería hablarte del proyecto en Atacama.    Puedo coger el teléfono y contar el proyecto en Atacama.   Pregúntate si el cambio de actitud de otra persona tiene la capacidad de contribuir a tu bienestar de manera significativa. Si es así, sopesa si ya hay establecido entre vosotros un clima de escucha y de colaboración y, de ser así, lánzate. Merece la pena fomentar la colaboración mediante el diálogo.  Este texto ha sido editado por Isabel González-Gallarza, correctora de estilo y traductora de más de cien novelas publicadas en las más prestigiosas editoriales. Para escribir este texto he consultado La comunicación NoViolenta en el trabajo además de la obra de Marshall B. Rosenberg, el creador de la Comunicación NoViolenta.  Imagen generada con Dall.e.

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Nuestras necesidades personales

La pirámide de necesidades humanas de Abraham Maslow sigue ofreciendo claridad, 80 años después de su publicación, sobre nuestras motivaciones humanas como sociedad occidental. También son objeto de estudio las necesidades individuales, tanto físicas, intelectuales como emocionales. La Comunicación No Violenta (CNV), por ejemplo, se fundamenta en el reconocimiento de esas necesidades personales esenciales. Hoy veremos cómo identificar una necesidad y en un próximo post contaremos que ser conscientes de nuestras necesidades nos ayuda a mejorar la comunicación y las relaciones interpersonales. Qué es una necesidad personal Según la CNV, las necesidades actúan como un auténtico combustible interno. Aunque, por ello, deberían ocupar un lugar central en nuestras vidas, a menudo resulta complicado identificarlas.  La clave general para identificar una necesidad es la observación de nuestros sentimientos. Experimentar bienestar, estar absorto o sentirse conmovido, por ejemplo, son indicativos de que estamos cubriendo una necesidad. Estas son otras características de una necesidad personal: 1-  Se expresa en primera persona: Necesito estar contigo por las tardes. En lugar de: Tienes que estar más tiempo conmigo. 2-  Se expresa de manera afirmativa: Necesito estar sola. En lugar de: No puedo estar con gente. 3-  Se expresa como una generalidad: Necesito tener una vida estable. En lugar de: Necesito pasar todos los veranos en la misma aldea de los Pirineos. No es fácil identificar nuestras necesidades. El listado que ofrece la Comunicación No Violenta, y que podrás encontrar aquí, te servirá de inspiración. La lista incluye ejemplos de necesidades englobados en los siguientes ámbitos: Las falsas necesidades personales Estas son algunas razones por las que puede ser complicado distinguir con claridad nuestras necesidades. Una necesidad no es un pensamiento A menudo, confundimos nuestras necesidades con nuestros pensamientos, como por ejemplo cuando mezclamos: Una necesidad no involucra a personas y cosas concretas El concepto de generalidad que mencionamos más arriba es importante para la CNV. Según la visión de su creador, Marshall Rosenberg, si somos concretos y nos referimos a lugares u objetos, lo que estamos enunciando no es una necesidad, sino una estrategia. Las estrategias son formas de satisfacer una necesidad.   Por ejemplo, puedo satisfacer esta necesidad: Necesito socializar. Con una o varias de las siguientes estrategias: Las necesidades personales señaladas por la CNV son universales. Sin embargo, lo que distingue a cada persona es la combinación única de estas necesidades. Como hemos visto, no es fácil tomar consciencia de ellas. No obstante, vale la pena autoconocerse para poder optar por lo que nos impulsa de verdad. Este texto ha sido editado por Isabel González-Gallarza, correctora de estilo y traductora de más de cien novelas publicadas en las más prestigiosas editoriales.

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Cuestionarse a uno mismo para conocerse mejor

Autocuestionamiento para una comunicación sana y eficaz

Exploramos en este post que, por un lado, no existe ‘la realidad’ sino más bien ‘nuestra experiencia personal de la realidad’, significativamente moldeada por diversos filtros mentales —prejuicios, creencias y vivencias— que distorsionan nuestra percepción. Y, por otro lado, vimos también que las palabras pueden alterar el estado de ánimo.  Una de las principales vocaciones de la Programación Neurolingüística (PNL) es expandir nuestra representación personal de la realidad. La propuesta de esta corriente, que estudia la conducta y la comunicación humanas, consiste en la formulación de preguntas que ponen en tela de juicio nuestras afirmaciones. El resultado es un mejor autoconocimiento y una mejor comunicación. Cómo cuestionar nuestro diálogo interno Es posible atenuar los filtros que distorsionan nuestra comunicación intrapersonal poniendolo en tela de juicio. Cuando me digo: «No debería ir al cine en domingo», estoy limitando mi observación. Podría preguntarme: «¿En qué circunstancias no debería ir al cine en domingo?» Preguntas como esta ayudan a concretar a qué acciones o situaciones nos referimos.   Cuando me digo: «La decisión de marcharme me hace imposible trabajar», estoy distorsionando el lenguaje, en este caso, de tal manera que mi elección se convierte en una imposición. Podría preguntarme: «¿Acaso no he sido yo quien ha tomado esa decisión?» Preguntas como esta ayudan a desanudar distorsiones mentales, desafiando el uso que hacemos del lenguaje: como vemos en el ejemplo de arriba, transformando un verbo en primera persona en un sustantivo.    Cuando me digo: «El deporte en verano me sienta mal», estoy obviando información importante. Podría preguntarme: «¿Qué es exactamente lo que me sienta mal al hacer deporte en verano?» Preguntas como esta evitan que omitamos información sobre la relación causa-efecto que mantienen los dos fenómenos.  Si, incluso tras cuestionarme, me respondo una y otra vez generalizando, distorsionando u omitiendo información es que me he topado con una creencia que me limita mentalmente. Reconocer estas respuestas internalizadas de manera inconsciente es el primer paso para librarme de ellas.                                                                                                               Cuestionar lo que decimos a los demás También es posible, mediante preguntas clave, atenuar los filtros que distorsionan nuestra comunicación interpersonal. Cuando le digo a alguien: «Sé lo que te conviene» estoy haciendo asunciones sin tener evidencia sobre lo que piensa la otra persona. Podría preguntarme: «¿Cómo puedo saber lo que es bueno para otra persona sin confirmarlo con ella?» Preguntas como esta nos ayudan a aclarar quién define la acción y hasta qué punto es cierta.  Cuando le digo a alguien: «Obviamente, en verano no se usa lana», el empleo del adverbio «obviamente» sugiere que estoy compartiendo una verdad universal. Podría preguntarme: «¿Para quién es válida esta afirmación?» Preguntas como esta nos ayudan a añadir información importante, como por ejemplo, quién emite la opinión.    Cuando le digo a alguien: «Eres una persona sin voluntad» estoy haciendo una generalización.  Podría preguntarme: «¿Es siempre cierto, en todas las circunstancias, que esta persona actúa sin voluntad?» Preguntas como esta desmontan las generalizaciones porque fomentan buscar excepciones y contraejemplos que limitan el alcance de lo que afirmo.  De la misma manera, aplicar estas preguntas a lo que nos dicen los demás puede ayudarnos a minimizar que nos tomemos las cosas de manera personal y a ver que los comentarios de los demás son el reflejo de sus creencias, aprendizajes y experiencias. A veces, lo que condiciona las palabras que nos dicen nos puede ser algo tan ajeno como la dificultad para expresarse causada por una noche de insomnio. Los patrones de preguntas que nos ofrece la Programación Neurolingüística (PNL) mejoran el autoconocimiento y la comunicación. Su puesta en práctica fomenta un uso más preciso del lenguaje, reduciendo las generalizaciones, las presuposiciones o la omisión no consciente de información clave.  Si quieres saber más sobre el Metamodelo del lenguaje propuesto en los años 1970’s por Richard Bandler y John Grinder pincha aquí. Este texto ha sido editado por Isabel González-Gallarza, correctora de estilo y traductora de más de cien novelas publicadas en las más prestigiosas editoriales. Foto: Canva

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Sensibilidad de procesamiento sensorial y comunicación

Mi visión sobre la alta sensibilidad  

Algunas personas mayores viajan de pie en el metro mientras muchas otras lo hacemos, sentadas, demasiado absortas en nuestros teléfonos.  Siguiendo con el metro, las personas con Sensibilidad de Procesamiento Sensorial (SPS) serían aquellas que sí se levantan para ceder su asiento a quien lo necesita. No son mejores personas, simplemente son más conscientes de su entorno. Las personas con SPS, también conocidas como altamente sensibles, representan aproximadamente el 20% de la población. Este grupo no solo es capaz de captar más cosas de las que suceden a su alrededor, sino que también procesan con mayor profundidad lo que perciben, lo cual influye en su manera de comunicarse. Personalmente, he aprendido a reconocer esta sensibilidad en un intento de comprender a mis hijos: esa es la razón por la que la información que hoy comparto puede parecer parcial. Mi sesgo me lleva a ver principalmente los aspectos positivos de convivir con quienes actúan como verdaderos zahoríes. Esos “lectores de sala” detectan de manera ultrarrápida las sutilezas en los estados tanto emocionales como físicos. En la vida profesional, toparme con personas deseosas de contar con esta habilidad, que no es imposible de enseñar, pero sí difícil, ha reforzado mi valoración positiva de la alta sensibilidad.   Qué es la sensibilidad de procesamiento sensorial  La sensibilidad no es un rasgo de personalidad binario, sino que existe en un espectro con muchos niveles; la alta sensibilidad se encuentra en el extremo. El término de sensibilidad de procesamiento sensorial (SPS) se refiere a los siguientes aspectos: Procesamiento: se relaciona con la cognición o el pensamiento.  Sensibilidad: alude a la capacidad del sistema nervioso central para procesar la información.  Sensorial: engloba los estímulos internos, ambientales y sociales que son procesados o pensados. La psicóloga Elaine Aron fue de las primeras en hablar de alta sensibilidad y de SPS. En 1996 propone un constructo basado en la suposición de que algunas personas son capaces de percibir estímulos de baja intensidad y emiten respuestas intensificadas ante dichos estímulos.   Cómo es una persona con sensibilidad de procesamiento sensorial  Según el libro de Elaine Aron La persona altamente sensible, esta presenta las siguientes características, que pueden causar sobreestimulación y saturación.  Profundidad de procesamiento   Es consciente de las consecuencias a largo plazo y, por ello, antes de hablar, prefiere tomarse tiempo para pensar. Además, como baraja tantas opciones (que procesa rápidamente, aunque aparente lo contrario) sus respuestas son más matizadas y ecuánimes.   Alta emocionalidad  Vive tanto las emociones positivas como las negativas con mayor profundidad, ya sea ante una ficción o en la vida real. Sensibilidad social y sensorial Tiene una mayor sensibilidad a los estímulos de los cinco sentidos, ya sea la percepción del frío, de tejidos suaves, de los efectos de la cafeína, del hambre, de luces fuertes o de melodías agradables.   Está alerta a las necesidades de los demás y se preocupa por el bienestar de todos, dos cualidades que fomentan relaciones significativas y duraderas.  Para qué y cómo saber si eres PAS   Puede que te interese identificar en qué fase del espectro de la sensibilidad te sitúas. Descubrir si eres altamente sensible puede ayudarte a mejorar tu día a día mediante un mayor autoconocimiento y realizando los ajustes necesarios en tu estilo de vida.  Para medir tu sensibilidad, existe una Escala PAS para la población española desarrollada por el equipo científico de los doctores Antonio Chacón y Manuela Pérez. Esta escala ha sido realizada con el apoyo de la doctora Aron, testeada por 12.000 usuarios y validada estadísticamente con tres coeficientes diferentes. Puedes hacer uso de ella gratuitamente en la web de PAS España pinchando aquí.  Comprender qué es la alta sensibilidad es el paso previo para apreciar los beneficios que aporta, ya sea en un vagón de metro o en una sala de reuniones. Si perteneces al 20% de la población que es altamente sensible, aprender a conocerte es crucial. Si perteneces al 80% restante, te interesará reconocer las ventajas que supone vivir e interactuar con personas altamente sensibles. Este texto ha sido editado por Isabel González-Gallarza, correctora de estilo y traductora de más de cien novelas publicadas en las más prestigiosas editoriales. Foto: Brian Matangelo

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Preguntas para conectar

Preguntas para involucrar a los demás en la conversación

He hablado de las preguntas cargadas, una manera agresiva de pronunciarse. Existen otros tipos de preguntas que, por el contrario, revelan consideración por tu interlocutor: 1- Dando la opción de rectificar  Una pregunta cerrada, a la que se responde con una palabra, a menudo sí o no, es útil para confirmar información.  ¿Te marchaste de Argentina en 1972?    Con esta pregunta no invitas a una discusión amplia, sino a que tu interlocutor rectifique o confirme “el país: Argentina” o bien “el año: 1972”. 2- Poniendo en confianza A veces, por el contrario, quieres incitar a alguien a hablar. Le haces una pregunta dirigida con la finalidad de que se abra y haga un comentario negativo:   ¿Estás de acuerdo en que no tenemos mucho tiempo para desarrollar nuestras capacidades?  La tendencia por ejemplo de tu interlocutor de contar de manera sesgada solo lo positivo se verá neutralizada si usas esta formulación. 3- Captando la atención Cuando quieres suscitar la atención de tu interlocutor, haces esta pregunta retórica, para la que no esperas respuesta:  ¿No te parece interesante esta propuesta de clasificación de la personalidad?  Ya tienes la certeza de que la propuesta de clasificación de la personalidad es apasionante. Cuanto más involucradas estén ambas partes en una conversación, mayor es la posibilidad de entenderse. Es bueno poner todos los recursos a disposición de la conversación para facilitar la conexión. Este texto ha sido editado por Isabel González-Gallarza, correctora de estilo y traductora de más de cien novelas publicadas en las más prestigiosas editoriales. Foto de Canva tuneada por Elena.

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Improvisación

La improvisación en el trabajo

Colaboro con una profesora universitaria que necesita trabajar por teléfono, porque le “ayuda a pensar y a expresarse mejor”. Se trata de una persona algo más que habladora. Puede desenvolverse sin orden del día. La inmediatez es su resorte, y lo cierto es que su espontaneidad genera ideas frescas y mucha libertad. Trabajando codo con codo con ella, me parece casi impensable poder desenvolverse en el ámbito laboral sin ese don de la improvisación.  Pero son numerosos los profesionales que, pese a no tenerlo, aportan mucho a sus equipos. Conozcámoslos mejor. Los profesionales que no saben improvisar Los que son reflexivos y necesitan tiempo para procesar la información tienden a ser: ¿Se puede decir que son introvertidos porque necesitan (como explicaba aquí) análisis y preparación? Quizá. Pero tengamos en cuenta que su necesidad de anticipación puede no darse en otra situación laboral. Y, por otro lado, no olvidemos que dicha necesidad no se limita a un tipo específico de personalidad. Lo que sí parece claro es lo mucho que aportan al equipo los profesionales más reflexivos:  Cómo involucrar a los profesionales que no saben improvisar Reconocer la diversidad de personalidades en un grupo es el primer paso. Luego viene el reajuste de las dinámicas. Estas son dos sugerencias para conseguirlo: 1- Convocar con unas horas de antelación ➡️ Ejemplo: Reunión de revisión de estrategia Tener un preaviso, aunque sea breve, para una reunión suele bastar a casi todos los profesionales que necesiten prepararla. Ubicar y revisar la información para poder presentarla de manera estructurada y fluida sin duda aportará más valor al equipo. 2- Incluir unos minutos de reflexión individual en el orden del día ➡️ Ejemplo: Sesión de lluvia de ideas  A veces, las convocatorias tienen que hacerse sobre la marcha. En estos casos, se puede incluir al inicio cinco minutos de reflexión silenciosa e individual. Algunos profesionales solo demandan ese tiempo para tener la oportunidad de generar, anotar y estructurar unas ideas preliminares relevantes que pueden marcar la diferencia para todos. Ser conscientes de cómo hacemos las cosas, cómo las hacen los demás y lo que cada uno aporta es básico para colaborar mejor en el trabajo. Tener en cuenta las preferencias individuales puede transformar el entorno laboral haciéndolo más eficaz y también más sano. Este texto ha sido editado por Isabel González-Gallarza, correctora de estilo y traductora de más de cien novelas publicadas en las más prestigiosas editoriales. Foto de Nazar Yakymenko.

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preguntas cargadas

Preguntas cargadas

¿Sabías que a veces te sirves de preguntas para atacar verbalmente? Esas son las preguntas cargadas. Como puede serte difícil decir lo que piensas o sientes, usas este tipo de preguntas, las preguntas cargadas, para expresar: 1: Manipulación Si estás sentad@ en un sofá, para evitar levantarte y que, por ejemplo, te pidan una bebida, haces esta pregunta negativa:  ❌ ¿No quieres tomar nada?  2: Amenaza Para moldear una respuesta según tu propio interés sesgo, haces esta pregunta capciosa: ❌ ¿Verdad que quieres quedarte con mis cuatro gatos este puente y así poder cogerte tú el siguiente? 3: Burla Cuando quieres defender tu opinión (una evidencia, según tu punto de vista) a veces recurres a la ironía y expresas exactamente lo contrario de lo que preguntas, como con este otro giro retórico: ❌ ¿Pensabas que no me daría cuenta? 4: Reprimenda Otras veces, para regañar a tu interlocutor, te muestras condescendiente. Esta opción, que es igual de agresiva que una reprimenda, se puede expresar con un tercer tipo de formulación retórica: ❌ ¿Cuántas veces hay que deciros que las reuniones no se convocan sin orden del día? Ahora ya conoces los cuatro ataques que esconden tus preguntas cuando no te atreves a hablar de manera directa. La próxima vez, anímate y prueba a expresar sin rodeos lo que piensas y sientes. Este texto ha sido editado por Isabel González-Gallarza, correctora de estilo y traductora de más de cien novelas publicadas en las más prestigiosas editoriales. Foto de Canva tuneada por Elena.

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