Comunicar bien también es curar
En la consulta esperamos que el médico nos escuche, comprenda cómo nos sentimos y nos explique lo que nos ocurre. Pero eso no siempre fue así. Con el enfoque multidisciplinar de la medicina empezó a cuidarse más la comunicación en consultas y hospitales, yendo allá del diagnóstico o la biología. Hoy se sabe que comunicar bien no solo es cuidar sino que a veces también es curar.
La empatía que baja el azúcar en sangre
La evidencia científica ha confirmado que la empatía tiene efectos directos en los resultados clínicos.
Un estudio liderado por Mohammadreza Hojat en 2011 demostraba que los pacientes atendidos por médicos empáticos presentaban mejores niveles de hemoglobina glicosilada y colesterol, controlando así mejor su enfermedad.
Un segundo estudio realizado en Italia, y publicado en 2012, concluía que los pacientes tratados por médicos con un bajo nivel de empatía tenían más probabilidades de desarrollar complicaciones asociadas a la diabetes tipo 2. En cambio, aquellos atendidos por profesionales empáticos presentaban menos riesgos a largo plazo.
En ambos, la empatía de los médicos se evaluó mediante la Jefferson Scale of Physician Empathy. Este test, desarrollado en 2001, mide la capacidad de los profesionales sanitarios de comunicarse eficazmente, tomar en consideración los puntos de vista de sus pacientes y mostrarse compasivos.
Las palabras que te animan a tomar la pastilla
La falta de adherencia a la medicación es uno de los grandes desafíos en la atención médica, y se ha demostrado que la comunicación con el profesional sanitario influye en ella.
Según la revisión de 106 estudios realizada en 2009 por Zolnierek y DiMatteo , los pacientes tienen 2,16 veces más probabilidades de seguir un tratamiento si su médico es capaz de explicárselo bien. Concretamente, los autores señalan las tres habilidades siguientes:
- Proporcionar información clara
- Cerciorarse de que el paciente ha comprendido
- Expresar empatía
En este estudio no se midió la empatía con una escala específica, sino mediante acciones concretas del profesional sanitario tales como:
- Expresar una comprensión genuina sobre el estado emocional del paciente
- Formular preguntas abiertas para crear una relación de confianza
- Ponerse en la piel del paciente y valorar sus pensamientos y sentimientos antes de responderle
Además, demostró que los médicos que reciben formación en estas habilidades comunicativas incrementan en un 62% la probabilidad de que sus pacientes sigan su tratamiento.
Los hallazgos no dejan lugar a dudas. Cuando un profesional sanitario cuenta con las habilidades necesarias para comunicarse de forma clara, aumenta notablemente el compromiso del paciente con el tratamiento.
En medicina no todo es biología
Los dos casos anteriores son aplicaciones del nuevo enfoque de la práctica clínica. En la medicina centrada en el paciente confluyen varias influencias, entre las cuales:
- La antropología médica de Pedro Laín Entralgo y la necesidad de tomar el consideración la dimensión espiritual, moral y social del ser humano y de prestar especial atención a la relación que se establece con el médico
- El modelo biopsicosocial de George Engel según el cual la salud solo puede entenderse si también se consideran la mente y el contexto social de cada paciente.
- La idea de Michael Balint, médico y psicoanalista húngaro, y su esposa Enid, también psicoanalista, de integrar el psicoanálisis a la medicina general y la creación de los Grupos Balint para formar médicos en Psiquiatría.
En 2002, la Organización Mundial de la Salud adoptó el enfoque biopsicosocial como base de su Clasificación Internacional del Funcionamiento de la Discapacidad y de la Salud, consolidándolo como parte esencial de la atención sanitaria.
La relación terapéutica entre el profesional sanitario y el paciente se construye con preguntas formuladas con un interés genuino, con explicaciones claras o con miradas atentas. La manera de comunicarse del personal médico forma parte del tratamiento y es una de sus competencias fundamentales, pues influye directamente en la salud de los pacientes.
Este texto ha sido editado por Isabel González-Gallarza, correctora de estilo y traductora de más de cien novelas publicadas en las más prestigiosas editoriales españolas.
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